Las cajas mantienen la guerra de los depósitos mientras los bancos ceden
Eso sí, todos ellos, bancos y cajas, ofrecen aún rentabilidades por encima de los tipos oficiales, por lo que comercializar estos productos no generan, en el mejor de los casos, ganancia alguna para la entidad, sino que en la mayoría de ellos deben soportar una pérdida que añade más presión a su cuenta de resultados.
Este coste es lo que ha llevado a los principales bancos a echar el freno en la llamada guerra del pasivo y recortar en las últimas semanas la rentabilidad de sus depósitos. Esta tendencia es casi inexistente en el caso de las cajas, que además se muestran muy activas para retener a sus clientes.
Así, aunque no hay promociones masivas, en unos casos por el elevado coste, en otros por el veto que se impone a aquellas que han recibido ayudas públicas, las cajas sí están pagando rentabilidades superiores, más del 4 por ciento, a través de las negociaciones bilaterales, según las consultas realizas por este periódico.
Este es el camino que han encontrado los grupos que han recibido ayudas para salvar las limitación que impone la regulación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) y aquellas que han soportado un goteo de clientes hacia otras entidades.
No obstante, algunas mantienen ofertas para el conjunto de la clientela, como el caso de Cajastur, que remunera al 4,26 por ciento para dinero nuevo a treinta y seis meses, o Caja Madrid, que paga un 3,75 por ciento a doce meses.
Los bancos, sin embargo, sí han dado una tregua. El Santander dejó la batalla en verano, tras haber revolucionado el sector con su superdepósito al 4 por ciento, y BBVA acaba de bajar la rentabilidad de su depósito a través de Internet del 4 al 3,5 por ciento. Lo mismo ha hecho el Banco Popular, que ha pasado de ofrecer un 3,25 por ciento frente al 3,75 por ciento anterior. La versión online del Sabadell, Activo Bank, no ha sido menos y también ha reducido su interés, hasta el 3,75 por ciento.
¿Continuará la guerra?
Desde el sector se apunta a que es difícil predecir si en los próximos meses la batalla por el pasivo se recrudecerá o se calmará. Por un lado, el deterioro que causa a la cuenta de resultados de las entidades aconseja que su intensidad vaya disminuyendo, en línea con las recomendaciones realizadas por el Banco de España y desde el Gobierno, pero, por otro, están las crecientes necesidades de liquidez de las entidades.
Ahora, tras el rescate de Irlanda, los insistentes rumores sobre Portugal y la presión sobre España, los mercados mayoristas de financiación vuelven a estar cerrados,salvo excepciones, para las entidades españolas, lo que las empuja a sufragar sus actividades a través de la financiación interna, es decir, a través de cuentas remuneradas y depósitos de sus clientes.
La clave de los próximos meses, insisten desde el sector, no se encuentra tanto en la estrategia comercial de las entidades de crédito sino en la facilidad de obtener financiación de los mercados a precio razonable.
En ese sentido, destacan que la evolución de los tipos de las emisiones de deuda española también marcará las posibilidades del sector de acudir a los mercados. No hay que olvidar que las entidades financieras españolas tienen vencimientos de deuda de 190.000 millones de euros entre este ejercicio y el de 2012.
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