viernes, 17 de diciembre de 2010

Nassim Taleb: las compañías y los gobiernos demasiado grandes son el demonio

Nassim Taleb: las compañías y los gobiernos demasiado grandes son el demonio

elEconomista.es









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El gurú Nassim Taleb. Foto: Archivo

El autor del famoso libro El cisne negro que anticipó la crisis financiera de 2008, Nassim Taleb, vuelve a la carga con una nueva publicación, La cama de Procusto. El gurú considera que tanto las grandes empresas como los grandes gobiernos deberían ser vistos como demonios que ponen en peligro al verdadero motor de la economía, las pymes.

Taleb afirma que hay que rechazar a los gobiernos que apoyan a las corporaciones "inconsistentes y corruptas" y que muchos de los problemas a los que se enfrenta la economía son de origen político. "El problema es que los republicanos aman las grandes empresas y los demócratas aman los grandes gobiernos. Yo odio ambos", indicó.

"Los dos son muy malos, particularmente los grandes gobiernos", señaló en una entrevista a la CNBC. "Acaban favoreciendo a las firmas de mayor tamaño y con muchos empleados. Esto mata el crecimiento de las pequeñas compañías que no pueden llegar a Washington, no pueden convertirse en lobbystas", añade.

Apostar por el pequeño

"Mi idea es que hay que enfocarse en el pequeño empresario. Las grandes corporaciones se vuelven frágiles y tarde o temprano necesitarán un rescate, mientras que ni las peluquerías ni los restaurantes reciben ayudas. Las tecnológicas de Silicon Valley no reciben ayudas... Pero no tienen lobbys en Washington", explica.

De ahí el mito que da título al nuevo libro del experto. Procusto era un posadero ateniense que recortaba o estiraba los cuerpos de los que se hospedaban en su casa para que se ajustaran al tamaño de la cama. Se suele emplear como metáfora de la homogeneidad forzada y Taleb se sirve de él para compararlo con el "establishment financiero".

"Están tratando de cambiar las variables equivocadas", señala, "en lugar de cambiar sus modelos o aceptar límites en sus modelos, tienen la idea de su cabeza y el mundo se tiene que adaptar a ella", concluye.


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