Los sindicatos quieren multiplicar sus liberados a costa de las pymes
Dibujar el nuevo escenario de la negociación colectiva es la ocasión perfecta para que los sindicatos pongan fin a su mayor frustración: la falta de representatividad que tienen en las empresas españolas y sobre todo en las pymes.
Así que, en su propuesta de reforma, CCOO y UGT plantean designar a un delegado del ámbito sectorial "mediante la acumulación de las horas sindicales" que se cuantifiquen en las pymes. El representante elegido se encargará de la interlocución de los trabajadores en las compañías de pequeño tamaño y podrá negociar convenios totalmente adaptados a las peculiaridades de la empresa.
Según la regulación vigente, por cada 10 trabajadores se puede elegir a un delegado sindical, que contará con, al menos, 15 horas libres de forma mensual si la empresa tiene menos de 100 trabajadores. De este modo, la acumulación de esas horas para designar a liberados sindicales multiplicaría su número, que actualmente se sitúa en unos 4.200 en el sector privado, según datos de CEOE.
Faltan detalles
¿De qué empresa saldrán estos delegados? Por ahora, la mesa de negociación todavía no ha debatido todos los detalles de este punto y la propuesta tan sólo enuncia que será un representante del sector demarcado geográficamente.
Pero si el Gobierno finalmente admite esta concesión, el representante tendrá que ser un trabajador del propio sindicato o bien un empleado de alguna de las empresas que está representando. No obstante, este punto sí que será un escollo en la negociación, porque qué pequeña empresa se puede permitir que un trabajador se dedique a representar a sus compañeros.
Así las cosas, el 89% del empleo está sostenido por las pymes. Es decir, la introducción de los sindicatos en las pequeñas y medianas sociedades abriría el gran meollo de la financiación sindical: más representantes, más subvenciones, seguido de un largo etcétera.
Y es que, aunque el 90% de los trabajadores españoles se acoge a algún convenio colectivo frente al 60% de media de la Unión Europea, la afiliación española es una de las más bajas de Europa. Tan sólo el 15% de los asalariados españoles está afiliado a un sindicato, según datos de 2008. Nada que ver con las tasas de afiliación que se recogen en el norte de Europa. En Finlandia, Suecia o Dinamarca, el 70% de los trabajadores están inscritos a estas organizaciones representativas.
En las decisiones de la empresa
Por supuesto, esta no es la única petición de los sindicatos. Después de la concesión que el Gobierno hizo a los sindicatos en la reforma laboral, cuando posibilitó que las organizaciones con más presencia en el sector negociaran los despidos colectivos de una empresa sin representación, los sindicatos han vuelto a proponer una de sus históricas demandas: formar parte de las decisiones empresariales. La propuesta de los sindicatos enuncia que "deben arbitrarse procedimientos para garantizar la participación de las organizaciones sindicales en planes de diversificación de la actividad empresarial". Y añade que los derechos de información, consulta y negociación de los sindicatos en la empresa "deben ser reforzados en relación a las decisiones empresariales", tal y como ocurre en Alemania, donde los sindicatos forman parte de los consejos empresariales.
No obstante, el tejido empresarial de los países del norte o centroeuropa es muy diferente al español. En Alemania, por ejemplo, la mayoría de las empresas son de mediano o gran tamaño, mientras que el 93% de las españolas no tienen asalariados o tienen menos de diez empleados, es decir, son microempresas.
Este escenario hace casi inviable la introducción de los sindicatos en la empresa y además dificulta la organización de los trabajadores para defender una postura sindical.
Es habitual que los empresarios de estas pequeñas compañías salven la negociación colectiva acogiéndose a un convenio sectorial o provincial y así ahorrando tiempo en las negociaciones.
Por supuesto, hay demasiado en juego y el Gobierno tendrá que compensar a los sindicatos para sacar la negociación adelante. Por ahora, la ultraactividad de los convenios ya está encima de la mesa y los sindicatos parece que aceptan limitar la duración de los convenios mediante el arbitraje. Pero, ¿a cambio de qué?
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