martes, 27 de septiembre de 2011

ALERTA EN EL HIERRO


La crisis sísmica de El Hierro ha subido esta noche un escalón más. La autoridades han desalojado a unas 45 personas (el Cabildo había previsto inicialmente 300) y ha cerrado el principal túnel de la isla, que une las dos mayores ciudades. Lo han hecho porque los seísmos -más de 8.000 desde el 19 de julio, más de 100 solo este martes- son cada vez más intensos y hace que los científicos vean cada día más probable que haya una erupción volcánica.

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    Costa de la isla de El Hierro.- JOSÉ B. RUIZ (CORDON PRESS)

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    Cerca de las diez de la noche, la Guardia Civil ha empezado a avisar a las familias de cuatro núcleos del municipio de Frontera (al sur de la isla) de que debían dejar sus casas por miedo a desprendimientos. Los afectados acudieron con resignación a la plaza del barrio. "Hemos cogido lo justo y nos vamos a casa de mi hermano", ha explicado resignada Mari Paz.

    Curiosos, vecinos nerviosos y algunos turistas se han mezclado en la noche de El Hierro para escuchar las novedades. Si al principio los vecinos veían con muy poca inquietud la sucesión de terremotos, esta noche muchos vecinos tienen la angustia en la cara. La principal arteria de la isla ha sido cortada. El viaje entre los dos principales pueblos, de Valverde a Frontera, pasará de durar 15 minutos a 40 por una carretera de montaña. Además, unos 500 alumnos (un tercio del total de la isla) no tendrán clase este miércoles.

    Aún así quedan los que consideran que todo es una exageración. "¿Qué es todo esto? Si El Hierro se hunde pues nos hundimos todos con él. He estado con las cabras por esos riscos y sé que no se cae todo de golpe", explica Julio Brito Padrón, un señor de 83 años, que camina sin camiseta por la cálida noche y que se apoya en un bastón. Su esposa, Victoria Quintero, asiente cuando él cuenta que solo abandonó El Hierro para ir al cuartel.

    La isla vive un experimento único en España: la preparación para una eventual erupción volcánica. Científicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) recorren los pueblos de la isla para explicar qué puede ocurrir, calmar a la población y contestar a sus dudas. Además, Protección Civil de Canarias ha preparado un dispositivo para, en el peor de los casos, evacuar a 4.000 personas en cuatro horas. Ya ha contactado con las navieras y aerolíneas que operan en Canarias para utilizar sus naves en caso de erupción.

    Los vecinos de la isla se preparan

    La mayoría de los seísmos han sido imperceptibles para los 10.000 habitantes de El Hierro. De los más de 8.000, apenas 15 se han sentido, pero la intensidad creciente ha elevado la alarma. "No podemos luchar con la naturaleza", resume Arminda Pérez Casañez, una señora regresada de la emigración de Venezuela hace 40 años. Está en la puerta de su casa en el pueblecito de Sabinosa, uno de los más afectados. Arminda, que luce una medalla de la Virgen de Coromoto, casi no ha notado los seísmos, pero sí está informada. Ha acudido a las charlas de científicos del IGN y sabe que, en caso de erupción, debe ir a la plaza del pueblo y que debería haber preparado una maleta con lo imprescindible. No lo ha hecho, como la mayoría de los consultados, que no parece temer que la tierra se abra bajo sus pies. Maite Padrón, directora del Hotel Balneario Pozo de la Salud, ha sentido más las cancelaciones de visitas que los terremotos.

    Las evacuaciones que se están produciendo son un paso más en una escalada que comenzó el viernes, cuando Canarias elevó por primera vez el semáforo de alerta volcánica y lo puso en ámbar: preemergencia. Este martes ha habido casi un centenar y llegando a una magnitud de 3,8. Al menos sobre el papel todo está listo. "No contemplamos en absoluto desalojar toda la isla, pero sí manejamos distintas previsiones", explica Juan Manuel Santana, director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias.

    El IGN ha elaborado distintas hipótesis sobre cómo puede producirse una erupción y los caminos que podrían seguir la lava y las cenizas. "Lo que más hay planificado es en la zona del Golfo, donde podría afectar a 4.000 personas", que "serían desalojadas en cuatro horas", señala Santana. Para ello, se movilizarían barcos y aviones de las islas cercanas. Además, el personal del 112 en El Hierro ha sido reforzado y recibirá materiales. Si, como ocurre ahora, se desplaza al sur "allí apenas hay población" y se reduciría el número de afectados.

    Las charlas por los pueblos son didácticas y concurridas. Sobre una presentación en pantalla, responsables del IGN, del Instituto de Vulcanología de Canarias (Involcan) y de Protección Civil de la isla explican, incluso en pueblitos perdidos, que preparen una mochilita con agua, móvil con batería, abrelatas, un pito, un pañuelo... "La hipoteca la dejan que se queme", ironiza la responsable para quitar tensión. Un centenar de vecinos de San Andrés escuchan atentos las instrucciones. Los maestros llevarían a los niños al punto de encuentro y el resto debería actuar teniendo en cuenta varias cosas. Primero, que no conviene estar en primera línea por si llega un tsunami, pero también "que hay que protegerse la boca de las cenizas con un pañuelo humedecido", y evitar "los barrancos porque acumulan gases. Antes de abandonar las casas, aconsejan, hay que cortar el gas. Como explican, la crisis "ha tomado carrerilla" aunque no se sabe cómo acabará. Da gusto ver a científicos de nivel en un pueblito haciendo un esfuerzo didáctico.

    "Puede pasar cualquier cosa"

    En la ladera del Golfo, Rafael Abella e Itahiza Domínguez, investigadores del IGN, controlan la situación a través de sensores repartidos por la isla que notan los movimientos por leves que sean y los transmiten sobre la marcha a Madrid. Llegaron aquí nada más notar, a mitad de julio, un movimiento inusual de tierra a desplegar una red portátil. "Puede pasar cualquier cosa", admiten. Que todo se calme o que surja una erupción en el mar y nadie se entere hasta que la lava afecte al oeste de la isla. Pero también puede que no ocurra nada en semanas o años. Nadie sabe con certeza qué ocurre con el magma, situado a entre 12 y 15 kilómetros de profundidad. De lo que no hay duda, lo dicen los GPS, es de que la isla "se ha hinchado unos cuatro centímetros", según Itahiza. Con la subida de magma, el terreno se expande.

    En otro lugar de la isla, Dácil Nolasco, investigadora del Instituto de Vulcanología de Canarias, pincha el suelo cada 500 metros para medir el flujo difuso de CO2, algo que sirve como indicador de esa actividad magmática en el subsuelo. Nemesio Pérez, del Involcan, confirma que el flujo de CO2 ha crecido de forma casi continua en el último mes.

    Aunque desde el volcán Teneguía, en 1971, no ha habido ninguna erupción en Canarias, la población vive con relativa normalidad el fenómeno. El tríptico repartido para calmar a la población destaca que el archipiélago cuenta con "un volcanismo similar al hawaiano, donde la población convive a diario con sus volcanes activos" y pide a la gente que "no preste atención a los rumores alarmistas ni los difunda". Pero los consejos no han calado del todo. Este martes ha temblado la tierra mientras los jóvenes del instituto de Frontera recibían una charla sobre cómo mantener la calma en caso de seísmo. La respuesta no fue muy tranquila, según Ruyman Quintero, de 16 años y estudiante de tercero de ESO.

    La gente no tiene mucha experiencia, porque desde 1739 no hay una crisis similar. Entonces dejaron constancia de los temblores las cartas que el alcalde mayor de El Hierro envió a la real Audiencia de Canarias en las que pedía barcos para evacuar a la población por los continuos temblores, como ha documentado la profesora de la Universidad de La Laguna Carmen Romera. Se cree que entonces, explica, no acabó en erupción, al menos no hay registros históricos, o si la hubo no fue muy grande. Entonces quedó en nada. Esta vez, veremos.

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